Con la vieja escuela del torno y la fresa
Es decir, el producto es reconocido por su calidad y prestaciones.
Absolutamente. Hay una pieza, este niple (lo trae al escritorio) del que según hacíamos cálculos hace poco tiempo, debemos haber hecho cinco millones. Aunque parezca mentira.
Desde la barra de fierro que llega hasta el producto final, ¿cuántas veces le agregan valor en el proceso?
Mucho, acá adentro hay resortes, bolitas, caucho, juntas de silicona, manijas, tratamientos térmicos. Tenemos un sistema de análisis de costo computarizado que nos permite llegar al final del proceso con un precio lógico. Vamos agregando los nuevos costos de lo que compramos. Hoy, en este momento, hasta nosotros tenemos inconvenientes para determinar el valor de un producto.